La Luna, roca anhelada por la cordura, el espíritu y el arrebato. La Luna, un sueño y al mismo tiempo un proyecto vital.
La Luna por la constancia de más de 35 años innovando, persiguiendo obsesivamente la excelencia desde la tierra que les vio nacer.
La Luna como un viaje incesante, dando vueltas al mundo sin abandonar nunca la casa materna, el barrio, la gente, la personalidad propia.
La Luna como pretexto para no dejar de aprender y de arriesgar. La Luna que cada noche sube al cielo, para hacer soñar a la Tierra.
- Toni Massanés
“La suya es una cocina que armoniza los sabores tradicionales con las técnicas modernas, fruto de una continua investigación comprometida con la innovación y la creatividad.”
Aunque se formó académicamente en la Escola d’Hostaleria de Girona –donde algunos años más tarde ejercería como profesor- su vocación culinaria empezó
a forjarse en Can Roca, el restaurante familiar regentado por sus padres. Allí creció y entró por primera vez en contacto con la cocina de su madre, Montserrat Fontané.
En la actualidad dirige su propio proyecto de restaurante, Celler de Can Roca , junto a sus hermanos Josep –sumiller- y Jordi –pastry chef.
La suya es una cocina libre que sublima y respeta el sabor genuino con la aplicación de la técnica precisa.
Para ello armoniza tradición y modernidad en la dosis perfecta, buscando en el equilibrio un viaje emocional para el comensal. A través de una visión transversal
del proceso de creación culinaria, sus platos dialogan a la vez con la ciencia y tradición, la tecnología y la sensibilidad, el producto y la antropología sensorial.
Probablemente sus aportaciones en la cocción controlada al vacío y a baja temperatura han transformado la manera de ver la cocina inmediata del siglo XXI. Su generosa
vocación formadora le ha llevado a enseñar cocina como docente durante más de 20 años, ser reconocido como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Girona y a
colaborar en distintos programas universitarios como el curso Science & Cooking de Harvard.
“Le gusta llamarse a sí mismo camarero de vinos. Según la prensa y la crítica especializada, ha alcanzado “una idoneidad asociativa entre platos y vinos casi infinita”.”
Su primer contacto con el vino se remonta a la bodega del sótano de la fonda de sus padres. Allí, cuentan que tenía la habilidad de llenar hasta 6 botellas de vino de una sola vez.
Tenía 8 años, y fluía con gracia ya entonces de la bodega al comedor, donde gustaba de hablar con los clientes, a veces en patines. Pronto forjó, entre juegos, una relación íntima
con sus dos grandes talentos: el vino y la sala.
Ha sido Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Maître de Sala , Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller , Premio de la Academia Internacional de Gastronomía al
Mejor Sumiller , Premio Gueridón de Oro al mejor Maître de Sala.
Le gusta llamarse a sí mismo camarero de vinos. Según la prensa y la crítica especializada, ha alcanzado una idoneidad asociativa entre platos y vinos casi infinita.
Se formó académicamente en la Escola d’Hostaleria de Girona, como sus hermanos. Dedica su tiempo libre a la divulgación y la formación, tanto sobre el mundo del vino como
sobre la gestión de equipos, en las conferencias que dicta internacionalmente, y también como profesor.
Su primera experiencia vínica en el mundo editorial fue de la mano de Marcel Gorgori, con Vins compartits, fruto de una amistad forjada en el programa En Clau de Vi de TV3.
En el 2016 publica Tras las viñas. Un viaje al alma de los vinos, en colaboración con la Dra. Imma Puig.
“Libertad y frescura. Radicalidad y extremismo. Le gusta jugar al límite, con irreverencia y rompiendo moldes. Sabe y gusta de sorprender en el momento final del menú, donde el linde entre lo establecido y la fascinación es posible”
El diccionario define postrero como algo situado en último lugar, pero Jordi se toma la licencia poética de darle un nuevo significado. Para él, ser postrero tiene un sentido vital,
pues fue el último de sus hermanos en nacer, el postrero, y también llega en último lugar al comensal. «No en vano elaboro postres y no pasteles» nos aclara definiendo con este
vocablo, además, la forma en que interpreta su profesión.
Su formación en el mundo de lo dulce empezó de una manera diletante, para nada académica. Fue acompañada de la mano de
Damián Allsop, un talentoso pastelero galés que aterrizó en casa de los Roca después de un largo periplo por grandes restaurantes europeos. Le ayudó a abrir su curiosidad,
primero como su ayudante, posteriormente como su sucesor. Le proporcionó las herramientas necesarias para saber el porqué de la cocina dulce, así como el método, la precisión, la
artesanía al minuto, la paciencia, el temple, la seguridad y la implicación obsesiva. Fueron unos inicios donde las reglas y la cuantificación eran señas de base.
Un paseo,
un paisaje, un olor, una historieta, un ruido, una transgresión, una emoción, cualquier camino, dice Jordi, puede conducirnos a la creatividad. Le gusta jugar al límite, con irreverencia y
rompiendo moldes. La fantasía le embelesa y explora su universo en el momento dulce, lejos del rigor y la seriedad de las propuestas de platos principales o platos corpulentos del menú.
Lunes a Jueves:
13:00 - 15:30 // 20:00 - 23:00
Viernes y Sábados:
13:00 - 15:30 // 21:00 - 00:00
Domingo: cerrado
Semana Santa: del 2 al 10 de abril
Verano: del 13 al 31 de agosto
Navidad: del 23 de diciembre 2023 al 17 de enero de 2024